miércoles, 19 de octubre de 2011

Mon amie,

Guardaba pedacitos de ti, pedacitos de tiempo que empleamos en reír. Guardaba los secretos que me confiabas, las palabras dedicadas y los silencios cómplices. Guardaba todo para una ocasión mejor. 

A veces, las personas simplemente te defraudan. No hay más. No puedes seguir corriendo en una rueda infinita que te lleve al vacío, a la oscuridad. 
A veces, las personas que quieres son las que más daño te hacen, sin motivo. Y te encuentras en un área de descanso, en una carretera sin señales, ni horizonte. En una carretera sin salida. Vives en un punto intermedio en el que no sabes qué has podido hacer para merecer esto o cómo pueden guardar tanta crueldad dentro de ellas. 

Las personas nos hacemos daño continuamente. Pero a un amigo... no sé. Yo siempre procuro no herir conscientemente a mis amigos...