lunes, 26 de octubre de 2009

dieciocho.ocho.cero-ocho.

Estaba a punto de llorar, sin embargo, esta vez no era por la tristeza que la había embargado todo aquel tiempo.
Había estado esperando aquel momento mucho, muchísimo tiempo. Las largas noches de aquel mes las había pasado imaginando algo así, temiendo dormirse y que su subconsciente le relatase la realidad.
En aquel mes había aprendido a disimular lo que sentía, ocultar sus sentimientos, fingir sonrisas... pero no había aprendido a disimular sus nervios, era algo que le
superaba. No solía morderse las uñas, ¿qué podía hacer ya? los minutos se le hacían eternos.

Entonces llegó él. No fue nada extraordinario, a decir verdad fue algo de lo más normal, fue como si... aquel mes nunca hubiera existido.
No sabía muy bien qué hacer, no hizo nada. Bromearon. Mientras se reían y peleaban él puso su mano en su cintura, y ella explotó. Se echó en sus brazos, como si
hubiese abierto la caja donde encerraba sus sentimientos, todo lo que había pasado, lo que había llorado... todo eso no era nada. Aún no sabe si la respiración se le cortó
por lo fuerte que fue o porque todos esos sentimientos que salieron no dejaron paso al oxígeno que debía entrar; en cualquier caso, fue algo que ninguna persona podría
haber entendido... excepto yo.


Quizá porque ese abrazo fue mío, suyo, nuestro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario